Alfredo Tejada vino a Sevilla. Embobó a la mayor parte del respetable. Se subió a los maderos de la Peña Flamenca Torres Macarena regalando un sábado de cante con todos sus avíos. Porque se entregó sin miramientos poniendo el alma a merced de la afición. Tejió un repertorio de ocho bien surtidos ante un auditorio que abarrotó la sala. No se guardó ni un tercio. Lo dio todo. Pero a mí…
Comenzó justificando aquella Lámpara Minera que en 2017 se trajo de La Unión. Los aires levantinos entraron en la peña templando la levantica de El Cojo de Málaga y por cartagenera. Las dijo con la voz hecha, caliente. Arremetió con valentía anticipando una actuación en la que el derroche de facultades hizo acto de presencia en todos sus cantes. Prosiguió por cantiñas para demostrar que tampoco le faltaba compás. Jugó con los tiempos entrando y saliendo de los vericuetos de Cádiz. Recortaba los tercios con los silencios. Con las palmas potentes de Mariano Cortés y Gilberto de La Luz no había por dónde perderse. Alfredo alternó el empuje con los susurros que tomó prestados de Morente. Evocó el tributo que el granadino hizo a Bergamín cuando quiso inmortalizar la tarde que mataron al Espartero. Rescató del desuso la caña, hilvanándola con el polo y el remate por soleá apolá de Silverio. Y para terminar la primera parte se lució en la salía de una bulerías que arrancaron mirando a La Paquera. Se desvió hacia Lebrija y volvió al Jerez de El Torta para acabar rindiéndose en Utrera con Bambino y su cuplé Payaso.
Pareció enfriarse tras el descanso. Ofreció una segunda parte algo más tibia. Empezó por soleá, quizás lo peorcito del recital. Parada obligatoria en Alcalá. Luego un paseo por otras variantes como La Roezna, Paquirrí, La Andonda o El Machango dieron paso a una guajira mecida con gusto en la que no faltaron los recitados. Ralentizó coqueteando a contrapunto los tientos tangos en los que vuelve a la senda morentiana con La leyenda del tiempo de García Lorca, entre otros pasajes melódicos. Y abrochó la noche por bulerías de Cádiz, que nos recordaron irremediablemente a Chano Lobato aunque los tintes que le imprimió iban con otro color.
La guitarra de Antonio de la Luz fue un grato descubrimiento. Tocó con paladar, preñado de compás y gitanería. A pesar de algunos pequeños tropiezos que no enturbiaron un acompañamiento más que decente. Brilló por su sensibilidad en la servidumbre.
Alfredo puso el corazón en cada melisma, se afanó uno a uno en los giros. Pero adobó su intervención forzando los recursos vocales de los que dispone. Evidenció ser un cantaor inteligente, conocedor del cante. Teatralizó su garganta exagerando los apretones llegando a la saturación expresiva. Cantó bien, dio un espectáculo. Pero a mí no convencen las voces que aturdieron en una propuesta que principió y terminó transitando entre la verdad y la búsqueda del mero efectismo.
Recital de cante de Alfredo Tejada
Peña Flamenca Torres Macarena, Sevilla
Sábado 21 de enero de 2023
Cante: Alfredo Tejada
Guitarra: Antonio de La Luz
Palmas: Mariano Cortés y Gilberto de La Luz