Crítica de la actuación de Manuel de la Tomasa, Gabriel Pies Plomo y José de la Tomasa con el acompañamiento a la guitarra de José de Pura. Se otorgó el nombramiento de socio de honor a José de la Tomasa. Peña Flamenca Torres Macarena (Sevilla), 12 de marzo de 2022.
Tres cerrojos gitanos apresaron mi corazoncito. Tres cuchillos tiznaos me dieron escalofríos. Tres generaciones de arte. Dos siglos de cante. Era un día señalaíto y por los rincones del aire tronaron los quejíos.
Salió Manuel de la Tomasa a las tablas. Traía la voz mu tocá. Los puñitos apretaos. Pero escarbó la toná doliente. Y si ya me gustelan sus mimbres, con la garganta rozá tejió guirnaldas de colores con los jirones del sentío. Se dejó el pellejo. Lo dio todo. Sin ojana. Arremetió en el silencio y el público cayó rendío ante la garganta soberbia de quien es solo un niño que tiene cien viejos en vena para quitarnos el hipo.
Por alegrías, cargao de sal, no huía como aquel contrabandista. Supo llevarlas a su compás, recortando y recogío. En las seguiriyas se quejó bonito, hurgó hacia atrás, en el olvido. Y sufrió la pena. Buscó en su herencia porque ya era cantaor cuando todavía no lo habían parío. Sembró soníos negros y antes del cambio a cabal desde la polverita el duende le sobrevino.
Con caramelo en la garganta cerró por bulerías. Los bajos contenidos, los altos valientes… ¡Cómo canta este niño! Otras veces más limpio. Pero esa noche, rebelao, se peleó con el cante y encontró su sitio. Era un día de emociones y pegó ca pellizquito… Manuel ya ha cuajao. Rompió las costuras, mascó los tercios y los despachó como si estuviera poseído.
Una guitarra con alma meció el viento de los Tomasa como espiguitas de trigo: José de Pura. Chiclanero, gitano, preñao de bordoneos y guiños. Y a pesar de algunas imprecisiones, sin ser el amo del virtuosismo, sus cuerdas sonaron a gloria. Un tocaor natural, desnudo de falsedad, anclado en la esencia flamenca y que sabe acompañar. Es puro y fino.
Gabriel Pies Plomo comenzó a cantar caminando por el pasillo. Calló el murmullo al ligar el Romance de la Monja de El Negro del Puerto con el Romance de Zaide y el del Conde Olinos, salpicándolos con giros tomaseros de musicalidad exquisita.
Se le llenaron los ojos de lágrimas al recordarse en la Macarena de niño con los amigos. Compungido secó su llanto con la malagueña de La Peñaranda. La abrochó con abandolaos y coronó su pase por soleá demostrando conocimientos de las variantes y un dominio absoluto de los respiros. Jugaba con los silencios y con las cadencias trianeras. Se metió al público en la talega. Comenzó con la de Pinea para bordar las de José Lorente y El Machango. Y sin salirse del tiesto emocionó con un fandango dedicado a El Carbonerillo. Siguió el paladar en las de El Portugués y empujó con el remate en las de Charamusco doblando los tercios y paseándose por la Triana apolá. Con espuertas de sensibilidad. Calentando sin quemar, como el sol tardío.
Sorprendió en el escenario Reyes de la Tomasa que se lució con unos cuantos fandangos de Pepe Aznalcóllar. Después tuvo lugar el acto protocolario de la mención como socio de honor a José de la Tomasa. Y siguió el idilio.
José se mostró lastimero en los aires por levante y le cuadra una saeta al estilo. Pide el compás de soleá por bulerías y reinventa a cada tercio los registros melódicos que llevan su apellido. Letras rancias y antiguas y otras de su autoría. Hechuras flamencas, elegancia, sevillanía. Se acuerda de Carapiera y dos cositas que hacía Manuel Torre por Joaquín el de la Paula: por ti abandoné a mis niños y te tienes que quedá con el deíto señalando como se quedó San Juan. Como también quedará en la memoria la apoteosis flamenca: el eco de los Tomasa.
Y con el rescoldito de la seguiriya de José se perfumó la peña. Colmá de refregones de jondura. Llegó el alivio al fin de fiesta con la familia arriba y la pataíta de Carmen Ledesma que no se contuvo. Para terminar, ronda de tonás. Pero José cantó por saeta.
Tres Hércules de la Alameda. Tres torres macarenas. ¿Qué más os digo?
Firma: Kiko Valle
Enhorabuena. Todo fue tal cual lo cuentas. Mucha suerte con tu blog.
Magnífico.
¡Qué peña y qué peñistas!.
De José y su familia que Dios los bendiga!
Me encantó tu redacción, además la leí como romance ya que tiene frases cortas con sus puntos y seguidos y aparte, y en ocasiones sus rimas.
Como si fuera una exaltación al cante de esa noche.
Me gustó.
Mare mía…
En pocas ocasiones, hoy día, se pueden tener noches inolvidables de vida, arte y sentimiento, dentro del mundo flamenco.
Y en tiempos que algunos vemos complicados para el cante, que es la esencia y clave de nuestro arte, van y se juntan en esta familia y en nuestra mágica ciudad, 3 figuras muy difíciles de igualar…
Dentro de lo peculiar de esta música, que nunca se puede convertir en un producto, porque ya no es entonces lo que es, está familia consigue combinar éxito y jondura y arranca así mi enhorabuena y agradecimiento.
Y esas gracias van también por darle ese regalo a la capital andaluza, que falta le hace puesto que cada vez menos sello mantiene, lamentablemente…
Y por último, mi enhorabuena también a quien realiza esta crónica porque lo borda y casi convierte estas letras y artículo en un nuevo palo flamenco. Así que ¡¡Olee!!