Crítica de la actuación de Mayte Martín en el Lope de Vega de Sevilla. 29 de septiembre de 2022, XXII Bienal de Flamenco de Sevilla.
Se hizo esperar el momento. Después de sufrir una Bienal mediocre llegó el día. Mayte Martín no sabía qué ponerse y se puso flamenca. Vino a cerrar el pestillo del cante al Lope de Vega. Limpió de forraje la madera del entarimado y encaló de blanco la bombonera de Sevilla sin pegar una sola voz. Las que cantan bien saben domeñar los bajos, aguantar las mecidas, contener el grito ensordecedor reemplazándolo por la caricia infinita.
Se enredó en la sensibilidad abriendo la boca con los campanilleros de La Niña de la Puebla, calentando los mimbres de su tragadero a fin de empezar el cortejo. Se apoyó en el arrope de la fina percusión de David Domínguez y las guitarras de Paco Cruzado y Ángel Flores, cuyos gustos interpretativos estuvieron en concordancia con las sedas que gasta Mayte en sus labios. Y merecen mención aparte porque fueron los protagonistas de una virguería que pudo pasar inadvertida para algunos más allá del arrumaco que supuso para el oído, pero que a mí me mantuvo en la fascinación constante: estuvieron alternándose en el toque que ejecutaron a la par uno con cejilla y otro sin ella o pisando trastes distintos. Pero no en un ejercicio de mera transposición tonal, sino buscando la complementariedad del brillo y los graves además de una conjunción armónica inédita sin empastes ni marañas, poco usual en el acompañamiento a dúo.
La hibridación sefardí justificó que apellidara mestiza a su petenera, aunque se reencontrara con La Remediaora bordando el segundo cuerpo. Continuó derramando matices sonoros en una zambra delicada en honor a Carmen Amaya a la que le vino pintá la falseta guitarrística en recuerdo de la propia de El Niño Miguel, colmada de Embrujo y magia. Mayte mostró registros personalísimos de una exquisitez soberbia.
Cruzó entre bambalinas José Gálvez portando su guitarra con clavijero de palillos. Dio una lección de toque con pulsación limpia, enjundiosa y contumaz. Redondo en las respuestas, suave en las transiciones, acertado en las falsetas y rasgueos. Le sonó rancio hasta el Love Story y algún guiño a ¿Beethoven? Puso el contrapunto potente y flamenco a la tierna fragilidad de la voz de Mayte, que templó la salía por Levante volviendo a enamorar. La cantaora desmenuzó una antología desde que empezó el galanteo. No para alardear de conocimientos, sino porque tiene el gusto, puede y sabe. Así paladeó con elegancia suprema la taranta, la minera, la cartagenera… metiéndose después en la malagueña de Manuel Torre y la de La Peñaranda abandolándose en la serenidad por lucentina, rondeña y el fandango de Frasquito Yerbabuena.
Lloró bajito por seguiriya al siete, en el reposo de quien se lamenta por las esquinas conmoviendo con la queja dulcificada, pero queja al fin y al cabo. No es el gañafón de Chocolate o la puñalá de Agujetas. El apretón estaba dentro y salió suave por su garganta para entonar la de Manuel Torre hilvanándola luego con la versión del Reniego de Cagancho, la de Tío José de Paula y el macho del crujío de los cristalitos de Mairena.
La mala memoria de Machín descorchó una bulería distinta en cuanto al empaque, pero siempre a compás, saboreando los tercios. Se mira en Caracol sin remedos, callejeó por Alcalá con el Padre Nuestro de Manolito de María y coronó con el cuplé de María de las Mercedes que jincó Bernarda de Utrera en mi memoria. El abrazo con Gálvez, más flamenco que el bordón, lo despidió de la escena para retomar la musicalidad con la pareja de guitarristas con los que prosiguió el concierto.
Cantiñas, alegrías… La sal con mesura, Cádiz, Sevilla, Mairena, Pastora, el contrabajo de Miguel Ángel Cordero… la Milonga del solitario de Atahualpa Yupanqui en clave de gozo y un cierre por sevillanas de calma de Manuel Pareja Obregón interpretadas con una coloratura especial de regusto sabroso. Para el bis doble ración: el SOS y unos tangos morentianos. ¿Quién da más?
Mayte le hizo un traje a Sevilla. Besó sus rincones guiñándole el ojo en cada estilo como muestra de agradecimiento. Rememorando a los grandes, escudriñando en el repertorio. Ofreció un recital reconcentrá en lo entrañable, sin prisas, sin alharacas. Dijo el cante con parsimoniosa pulcritud, arrullándolo con cariño, regalando un descanso que sanó el alma maltrecha de los aficionaos que llevan esta Bienal con carga a sus espaldas. Se paró a curar las heridas con la saliva de una madre dejando a su paso la mejor actuación de cante de esta edición del festival.
Fotos. Claudia Ruiz. XXII Bienal de Flamenco de Sevilla
Felicidades Kiko.
Es de las mejores crónicas flamencas que he leído últimamente.
Ha sido un acierto venir a Sevilla y ver a Mayte en estado puro y en comunión con el público sevillano, en el Coliseo del Cante, el Lope de Vega.
Mayte Martin ES LO MÁS GRANDE QUE HAY !! FLAMENCO JONDO DE UNA EXQUISITEZ INCONMENSURABLE!!!
Debe estar SIEMPRE EN TODOS LOS ESCENARIOS MÁS GRANDES DEL
MUNDO💃🏻💃🏻🎼🎼🌹🌹🌹
En cuanto al cante ha ofrecido el mejor recital de esta edición de La Bienal desde luego.
Saludos
No ase mucho algunos críticos la criticaban sin miramientos me alegro que alguien ponga las cosas donde deben estar
Gracias artista. Saludos flamencos.
No ase mucho algunos críticos se le tiraban al cuello sin ningún respeto ni consideración me alegro que alguien ponga las cosas en su sitio y dejemos de aser críticas interesadas suerte al crítico kikoballe
Son formas cantaoras distintas y a veces hay a quien le cuesta encajarlas o sencillamente no le gustan.
Abrazos.
Una pequeña muestra en video….??😄
Hola, es probable que en breve suba vídeos de todas las actuaciones de las que he hecho críticas.
Saludos
desde Buenos Aires toda mi ininmensa admiración y eres Mayte Martin un Ser Humano Hermoso y tu voz es única Gracias
Gracias por leer y comentar
Hola, amigo, Kiko:
He leído tú crítica sobre Mayte sabiendo que ibas a decir tú verdad con esa chaqueta que te acompaña en todas tus críticas…y así ha sido.
Mayte no es gitana, ni andaluza, pero es FLAMENCO puro de muchos kilates.
Para cantar flamenco desde dentro no hace falta ser gitano, ni para cantar boleros acariciándolos hay que ser payo, ni para cantar, jazz, rhythm and blues o soul hay que ser negro.
¿Alguien duda de Fosforito, de Moncho o de Amy Whinehouse ?…sólo los INEPTOS.
OLÉ, por tú crítica y por tú gran afición a “lo güeno”. Un abrazo. PG.
Aun sabiendo que hay a quien no le agradan más corrientes cantaoras que las gitanas o de voces afillás, no puedo ocultar mi gusto por otras formas, también muy flamencas, como las de Mayte. Creo que es de justicia el reconocimiento. Los flamencos nacen donde les da la gana y no eligen el número de surcos que ahondan en sus gargantas. Tendré ese defecto: me pueden hacer llorar Vallejo, Pastora o El Carbonerillo como Fernanda, Agujetas, Terremoto y Perrate. Siendo tan distintos en sus maneras.
Gracias por tus palabras. Seguimos en contacto.
Abrazos flamencos.