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6 comentarios

  1. Creo, y no soy un entendido, que el cante nació en la intimidad, y por tanto, donde mejor se muestra es en petit comité. La hondura de ese cante, no puede surgir mientras unos hablan, otros beben y otros ni entienden. El cante no es un espectáculo para las masas como el fútbol, porque cualquiera puede cantar bien en una noche y en la siguiente no, ya que son sentimientos y a veces afloran y otras no. Saludos

  2. Yo pongo el «Ole».
    Lo pongo al cante y al arte que buscamos y que en noches así vemos que no se da fácil.
    Anoche confirmé lo que suelo intuir…
    Es el flamenco un misterioso misterio.
    Llevan un talento tan grande en las venas estos artistas, que a menudo ni se dan cuenta.
    Y el público está frecuentemente quemao de pesares y ávido de alivios y deseoso de disfrute y menosprecia sobre valorando, contradictoriamente lo digo, actuaciones como la que vi anoche.
    Está claro que es difícil. Muy difícil por una cosa y por otra. Pero no sé puede poner «homenaje a Chocolate» y hacer eso.
    Sevilla tendría que hacer algo más grande.
    Y no me refiero a parafernalias.
    Debiera llevarles a esos barrios sufríos medios adecuados para que los críos que corrían por allí recogieran algún beneficio de tanta explotación del flamenco por mucho interesado y espabilado.
    Pero, en la práctica, lo que se vio no fue un merecido homenaje a Chocolate, sino más bien una velaíta.
    Porque esos artistas pueden mucho más y está claro que en una peña o en momentos de intimidad, hubiesen conectado mucho más con las letras jondas que cantaron.
    Aunque, como se dice en el artículo, entre los aviones aterrizando, el frío que helaba las manos del guitarrista (al que me encantó verlo, eso sí, disfrutar mientras miraba a los cantaores para servir al arte), los botellones cayendo, etc, pues también es normal que no fuera todo sobre ruedas.
    Por tanto, noches así ponen en valor lo que son las noches buenas de cante, para que los que vivimos en esta bendita tierra no nos creamos que esto es tan fácil.
    Y a quien corresponda, medios para que en estos barrios lleguen homenajes en condiciones.

  3. Gracias, Kiko, por darnos cuenta de este acontecimiento. Confieso que sentí pesar por no poder asistir, aunque ahora, a toro pasado, me alegro.

    Seguramente que la noche estaba sentenciada por el propio planteamiento. Organizar un festival de verano al aire libre bajo condiciones de invierno no tuvo que ser la única opción para rendir homenaje al gran Antonio Núñez. Bastante mérito y valentía demostraría el público que aguantó estoicamente la ‘pelúa’ que cayó anoche.

  4. Una opinión respetable como cualquier otra. ¿El lugar acertado? No lo sé. ¿La temperatura adecuada? No lo sé. Esto es ir más allá. Todos los cantaores a lo largo de la historia han tenido mejor y peor etapa. Buenos y malos días. Pero debemos ir más allá. El flamenco es más que todo eso. Cuando hay profesionales de esto, cuando se vé y se palpa que son distintos, que tienen su personalidad, hasta los errores «si es que los tienen» como todos, son bonitos. El flamenco perfecto, no sería flamenco. El romperse un tacón, el rajarse y dañarse la garganta, eso es flamenco. Por lo tanto, dentro de una mala noche por motivos ajenos o no ajenos a los artistas debemos apoyar esto que hacen ellos tan precioso y lindo. Dejando a un lado los gustos personales de cada uno. El libro del gusto está en blanco. El público disfrutó y eso es lo que se pretende. Que la gente que entienda más o menos de flamenco se apasione de esta música tan bella. Jamás se puede criticar a un flamenco que nos está regalando su alma en un escenario.

    1. Efectivamente amigo. Precisamente el flamenco está lleno de bellas imperfecciones. Estamos de acuerdo en eso. Hacer crítica de flamenco en un panorama en el que todo se aplaude por malo que sea es otra manera de apoyarlo. Y no significa que lo que ocurrió esa noche fuera algo despreciable pero fue una mala noche en general. Aun así (insisto) Agujetas Chico estuvo muy acertado, Iván Carpio no lo hizo del todo mal y Luis El Zambo… con solo abrir la boca ya nos tiene en el bolsillo. Precisamente por eso sé y dije que solo estuvo bien. A mí me disloca Luis.

      El caso de Felipa es aparte. No fue su día. Porque Felipa canta bastante bien y no supo entrar en verea.

      Y hablando a favor de los artistas, tengo que decir que en las circunstancias en las que cantaron no eran las mejores. Hicieron lo que pudieron.

      ¿El público disfrutó? Parte del público. Otra no tanto. Y vuelvo al principio: vivimos en el todo vale, la palmadita en la espalda y a hablar mal de los artistas incluso entre compañeros pero en corrillos. Cuando se alza la voz en público quieren ahorcar al pregonero. O coronarlo, depende de lo que haya dicho.

      De cualquier modo, es solo una opinión. La mía. Que coincide con la de algunos y no se corresponde con la de otros tantos. No pretendo ofender sino valorar desde mi sentimiento y afición lo que viví y trasladárselo a quienes lo lean.

      Abrazos flamencos.

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