Como el que iba apañando la muñequilla de especias para un guiso de caracoles, metí en la guantera del coche unos cuantos cedés. Pedro Peña, Inés Bacán, La Perrata, El Funi y El Lebrijano. De Utrera a Lebrija no hay mucho. Pero pisando el acelerador como el que estrena zapatos y ha vuelto a subir el gasoil, al compás de los nuíllos en el salpicadero casi agoto el repertorio. Me faltó poco para entrar en el patio trasero de la Casa de la Cultura de Lebrija cantando aquello de Yo vengo de Utrera y vengo vendiendo ollas y cazuelas. Hacía más calor que adoquinando el desierto y faltaron el doble de sillas de las que cabían. Estaba abarrotao. El pueblo de Lebrija se vistió de gala y abanico para rendir homenaje a Juan el Grande. Lo más granado del flamenco local, de Sevilla, Jerez, Utrera… se dio cita para acompañar la memoria del cantaor.
A los cincuenta años de La palabra de Dios a un gitano Lebrija le canta a Juan. Había que celebrarlo. Y para la ocasión se reunieron en una mesa temática el cantaor José Valencia, el musicólogo Gonzalo Montaño, Juan José Peña y Alfonso García, hijo y cuñado del homenajeado. En una conversación amable se abordó de manera emotiva la figura de Juan y el acontecimiento de la aparición de aquel disco atemporal. Cada uno ofreció una perspectiva distinta de El Lebrijano, ora desde el prisma musical que dibujó Gonzalo, ora desde el familiar de su propio hijo o desde la afinidad de un admirador, artista y compañero como José. Alfonso actuó de moderador engarzando la palabra de cada uno de los contertulios.
El vinilo fue toda una plegaria cargada de intimismo, una oración personal que hizo pública adaptando textos bíblicos al flamenco en un alarde de originalidad creativa sin parangón. Juan ideó el disco en conexión con la divinidad, atravesando una situación económica poco boyante. La salud no le acompañaba. Hasta el punto de que temió no volver a cantar por una operación de pólipos en la garganta que pagó a plazos al mejor profesional al que pudo encomendarse: Antolín Candela. Y parece que Dios vino a verlo. Con Pastora Pavón en un oído y Antonio Mairena en el otro, no podía estar equivocado. Iba a los festivales soportando los gritos de aquellos más ortodoxos que nunca lo entendieron y le espetaban << A ver si cantas por derecho >> y << Deja ya a los moros >>, pero El Lebrijano siempre lo tuvo claro.
Como después comentó Eva Ruiz antes de su intervención << Juan era un genio porque supo ver las cosas de una forma que el resto no era capaz de verlas >> Nunca le tuvo demasiado apego al dinero y la inspiración lo pillaba trabajando. Musitaba a lo bajini, pintaba… Influenciado por el góspel, el blues y otras músicas o los textos de Tagore, este gitano inquieto dio el pistoletazo de salida a una trilogía sublime que continuó con Ven y sígueme y Lágrimas de cera, a la par que sacaba al mercado discos más ortodoxos. Juan innovó con conocimiento. Solo cuando se domina el basamento fundamental del cante se puede experimentar con la solvencia que lo hizo El Lebrijano, erigiéndose como uno de los mayores renovadores y revolucionarios del flamenco cuya obra todavía suena actual. Abrió caminos en la creación e interpretación del cante aunando la juventud con la tradición, viviendo el flamenco como una música abierta. Tanto que por la particularidad del disco que se conmemora tuvo que pedir permiso a la Iglesia y dejar constancia de que no estaba blasfemando. Aunque más bien parecía, a tenor de lo incomprendido que fue al incorporar una sinfónica a los versículos del Nuevo Testamento, que blasfemaba contra el flamenco. Pero hoy Lebrija le hizo justicia con un cariñoso homenaje alternando la palabra con el cante.
Bajo la dirección musical de Pedro María Peña, que acarició las cuerdas de su sonanta acaramelá para que Sergio Aguilera y Pedrito Peña comenzaran rajando sus voces con un tributo a la nana No atesorar en la tierra, empezó a caldearse el ambiente. Las próximas intervenciones fueron las de Eva Ruiz con sus tangos, donde promulgaba que se amara al prójimo como a sí mismo con una voz tan natural como sincera, de sentimiento, apegada a las formas de la campiña; la de Fernanda Peña inundando con un chorro de aire fresco la recreación de la Buenaventura por bulerías y el colofón de José Valencia que derrochó lebrijanía y sensibilidad con el Sermón de la Montaña por romance. El violín de Leslie Jordan y la trompeta de Antonio López le imprimieron el aire sinfónico a las piezas, todas ellas pasajes musicales del disco que cumplía cinco décadas.
No hacen falta presupuestos desorbitados ni parafernalia superflua cuando se trata de conmemorar y rendir tributo desde la admiración, el respeto y el amor que Lebrija le profesa a uno de los pocos genios con mayúsculas de los que dispone el flamenco. Y allí, en su cuna, supieron estar a la altura, entregándose a pecho descubierto para quien llevó el nombre de su pueblo por apellido elevándolo a cotas de incalculable valor.
La noche siguió en la azotea de la Peña Flamenca Pepe Montaraz. Tras varios años de silencio por un dolor insondable que solo conoce quien lo sufre en sus carnes, a sus setenta y cuatro vueltas al Sol Juana Vargas rompió el luto de su voz para el regocijo de los aficionaos. La luna se asomó pegando el oído al escuchar cómo principió la soleá por bulería. Tenía una quejita grande con Dios, que lo que a mí me ha pasao no lo merezco yo. Claro que no, Juana. Pero le echó balas al cañón, como le pidió jaleándola Juan El Pique que junto a Luis de Chimenea la acompañó al compás. Por ahí se movió a su antojo calentando la garganta en lo que fue probablemente lo mejor de su actuación. Pero aquí toda valoración da igual, no importa. Porque no se puede medir la dulzura, la jondura, la experiencia y las hechuras lebrijanas que acuden también a Utrera para entonarse a rasguños de placer enloqueciendo al público con su jinque. Todavía supo templar bien los bajos en el taranto y se llenó de sabor enreando sus cabellos con los míos en las cantiñas de Pinini con el rajo característico de su tierra. Y… ¡Cómo meció el cante por tangos! Si bonita estaba Triana, más relució ella diciendo los tercios o en el lamento oscuro de la seguiriya de Tío José de Paula rematá con el macho de El Nitri. La queja levitó en el aire a la vez que dolía el peso con el que la lloró Juana a media voz, sin el grito que ya tiene desgastao. De la pena a la bulería. Esta noche mando yo, dijo. Así fue. Como también lo hizo sin presumir de grandeza en el fandango de Pepe Pinto y otro que le tomó prestao a Agujetas. Con la pataíta de rigor lacró su reconocimiento a Lebrija por bulerías en las que terminó de agasajar la tierra de buenos barros, de cántaros, botijas y finos alfareros. Cuando en el flamenco de hoy todo se torna transgresión, lo innovador es volver a la raíz.
La guitarra flamenquísima de Curro Vargas le puso el camino a Juana. Le dio el son, la recogió marcando con sus bordones o rasgeos y la empujaba con el aire lebrijano que resuena en la caja del ciprés de Sanchís Carpio. Una bajañí exquisita y sensible para una cantaora de culto que regaló una noche inolvidable que ojalá sea el principio de otras muchas.
La cosa no quedó ahí. Porque cuando se está a gusto, surge de nuevo el duende. Ya entre amigos, la guitarra de Curro en manos de Antonio Moya fundió la hermandad de Lebrija y Utrera con el toque rancio, acompasao y puro. Arrancó a cantar unos tercios antiguos por soleá Ricardo Moreno, luego Juan Juanelo. Hasta que le hirvió la enea de la silla a Concha Vargas y retó al raso con sus brazos borrando con una pincelaíta del mejor arte el mal rollo que hubo antes con esta señora del baile. Es absolutamente intolerable, por más que intentaran justificarlo, que a una artista internacional del flamenco y de Lebrija como es Concha, siendo además la madre del guitarrista que actuaba, le quisieran negar la entrada a su peña, donde ha impartido clases. Es un orgullo para cualquier entidad flamenca que se precie que un artista acuda a ver a otros y esté entre el público. Y en vez de no dejarla pasar deberían haber tenido preparada la alfombra roja para que no se ensuciara los tacones con los que ha pisado escenarios de medio mundo llevando el nombre de su pueblo por bandera. Ni aforos, ni entradas, ni invitaciones, ni leches. No hay peros que valgan. No hablo de tratos de favor sino de detalles apropiados. Fue un error que incurrió en la ofensa de la única bailaora de reputación incuestionable que tiene este municipio. Juan García, presidente de la peña, quiso disculparse a última hora con argumentos que a mi entender solo servían para explicar el error. A pesar de todo, Concha dio un guantazo de baile a quien correspondiera: no dejó de contestar con clase y como mejor sabe ante esta falta de respeto. Y sirva la denuncia por escrito para que estas cosas no vuelvan a ocurrir con ella ni con ningún otro artista. Menos aún para enturbiar así una noche tan flamenca de la Caracolá de Lebrija.
Gracias a Araceli Pardal de www.lebrijaflamenca.com por cedernos las fotos del recital de Juana Vargas porque tuvimos contratiempos con la cámara.
57 Caracolá Lebrijana
Lebrija le canta a Juan.
Conferencia del 50 aniversario del disco La palabra de Dios a un gitano, de Juan Peña El Lebrijano
20 de julio de 2022
Patio trasero de la Casa de la Cultura de Lebrija, 21 horas
Mesa temática integrada por Alfonso García, Gonzalo Montaño, Juan José Peña y José Valencia
Interpretación musical a cargo de Sergio Aguilera, Pedrito Peña, Eva Ruiz, Fernanda Peña y José Valencia al cante, Leslie Jordan al violín, Antonio López a la trompeta y Pedro María Peña a la guitarra y la dirección musical.
Guión, dirección y producción: Alfonso García.
Recital de cante de Juana Vargas
Azotea de la Peña Flamenca Pepe Montaraz
20 de julio de 2022, 23 horas
Cante: Juana Vargas
Guitarra: Curro Vargas
Palmas: Juan El Pique y Luis de Chimenea
Las normas están para cumplirlas, llámese como se llame o sea quien sea. Si ocurre algún percance y se ve que se ha incumplido con el aforo entonces se hablaría de irresponsabilidad de la Peña. Si se tuviese que elegir entre un socio que paga religiosamente su cuota durante todo el año, o una persona que ni aparece por el local ni se le espera… ¿ a quien dejaría usted pasar?. Porque usted dice su Peña, pero socia no es… usted dice que dio clases, pero no menciona que se benefició del local, con todos los gastos y desperfectos que causo en su solería… y si hay un aforo es para cumplirlo, si hay unas normas son para cumplirlas, nadie es mas que nadie… y si, por mas que diga usted que no, si habla de trato de favor. Así que lo único que veo injustificable es el ataque gratuito que usted hace a la única Peña Flamenca de la localidad y que ha luchado y lucha incansablemente por el Flamenco. Un cordial saludo
Buenas,
No me cabe duda alguna y además lo veo, que en la entidad se lucha incansablemente por el flamenco. Son diferencias de pareceres.Cuando hablo de su peña no lo hago pensando en que Concha tenga la condición de socia sino que es la peña de su pueblo. Si ha usado las instalaciones causando desperfectos es algo que en su momento deberían haber solucionado con ella. Y sigo creyendo que hay detalles protocolarios y gestos que con independencia de si se es o no socio se deben tener con ciertas personas, no porque sean más que nadie. Si lo entiende como trato de favor creo que su concepción del funcionamiento sencillamente dista de la mía, solo eso. A lo mejor me equivoco, pero ¿el alcalde, el delegado de Cultura y otras personalidades son socias de la peña? Allí estaban también. ¿No? De cualquier modo, Concha y su marido venían como acompañantes de Curro Vargas, que actuaba esa noche. ¿ Cuándo se le han puesto trabas en ninguna peña a un par de familiares de un artista? Según conversaciones con el propio presidente, allí (como en la inmensa mayoría de peñas) nunca. Otra cosa es que viniera con veinte personas. Que no fue el caso. He hablado con directivos de la entidad tras la publicación. Y ha quedado patente que se trató de un desagradable malentendido que según me cuentan ni ha ocurrido antes ni parece que volverá a ocurrir. Mi comentario no es un ataque gratuito a la ensolerada y gran peña lebrijana en la que por cierto cada vez que voy me encuentro a gusto y como en casa, sino una «quejita» por el feo gesto que considero que se tuvo puntualmente (a quien competa la responsabilidad supongo que lo tendrá en cuenta) y que insisto en que parece ya solventado. Quedará como «anecdótico» porque no es la tónica habitual del funcionamiento de la entidad ni del buen trato recibido por esta familia y otras muchas hasta ahora por la peña. No hay ánimo alguno de polémica. Son cosas que pasan y que cuando se cuentan parecen tener más repercusión. El talante conciliador que se estima por las partes implicadas (como digo he conversado amablemente con Juan, Concha y su familia) creo que hará que todo vuelva a su cauce sin mayores problemas. No obstante, respeto su comentario y opinión sobre lo ocurrido y mi artículo. Siento el malestar.
Saludos flamencos.
Tus comentarios son muy acertados. Es una aberración negarle la entrada a una artista de la categoría de Concha, pues ella misma le daba más categoría al espectáculo.
Muy buenas señor tavarez , mi madre como bien dices no es socia , pero si esta galardonada por la máxima distinción de la peña que le concede la giraldilla flamenca en 2018 reconociendole sus 50 años de artistas , bueno pues sabiendo ya lo que es concha en la peña pepe montaraz sigamos… , le cito que lleva 50 años de artistas y quería destacarlo porque jamás le pasó nada similar en su carrera.
Muy buenas Curro Vargas, se perfectamente que su madre fue galardonada con la Giraldilla Flamenca, al igual que se le reconoció en la Caracolá su trayectoria. Pero aquí nadie está poniendo en duda ni sus reconocimientos, ni su excelente carrera como artista, porque su baile habla por si solo. Aquí solo hacia una apreciación a una parte de la crítica que puede dar lugar a mal entendidos. Porque a todos los artistas y como bien, luego a resaltado Kiko Valle, se les ha tratado muy bien en la Peña. Y como tu sabrás a tu madre también.
Pero independientemente del artista que sea, no quiero que esto lo vea como algo personal, nadie es mas que nadie en una asociación cultural compuesta por socios. Y claro que se pueden hacer las cosas mejor, indiscutiblemente. Pero entre toda la listas de galardonados con la Giraldilla, ninguno de ellos es mas que sus socios, porque son esos socios los que hacen que la peña tenga vida…
Cuando hago referencia a la giraldilla me refiero a que se le concedió por sus 50 años de artista y como ya le digo anteriormente jamás le ocurrió en su carrera y que le pase en lebrija es una pena para mi forma de pensar si no lo es para la tuya es respetable
Le vuelvo a decir, que nadie pone en duda su trayectoria, ni la Giraldilla que se le concedió, es más, a mi modo de ver bien merecida la tenía. Pero a su modo de ver ¿Qué fue lo que ocurrió? Porque lo que se deduce en el artículo y luego en el comentario mejor explicado por su autor, fue un malentendido y problemas relacionados con aforo, y no quedó mas que en una simple anécdota en una gran noche de cante… entonces me gustaría saber su punto de vista.
Ya le he dicho anteriormente que las cosas pueden mejorarse, pero por todos lados. Y le vuelvo a recordar que la Peña siempre ha tratado excepcionalmente a todos los artistas que la han visitado o trabajado en ella, como tu bien sabes.
Con este comentario, ya se explica mejor y se entiende de otra manera. Es más, en algunos puntos estamos de acuerdo. Pero leído en su crítica y con el título del artículo, puede dar a entender otras cosas, y como dice una simple anécdota sin ningún tipo de maldad, puede llegar a tener mas repercusión que la noche de flamenco en sí.
Un cordial saludo
Yo también te lo vuelvo a decir tavarez, yo tocaba esa noche y a mi madre no la dejaron entrar conmigo.
Antes le pregunté Curro Vargas que fue lo que ocurrió a su modo de ver, ¿Cuales fueron los motivos por el cual se le denegó la entrada? Supongo que habría unos motivos. Que tuvo problemas para entrar lo sabemos todos.
Los motivos deben darlo los organizadores. Un cúmulo de despropósitos.
Que no ahi absolutamente ningún motivo para no dejar entrar a mi madre, que venía acompañándome a mi que era uno de los protagonista de la noche
No creo que viniendo de una entidad como la Peña Flamenca «Pepe Montaraz», siempre exquisita en su trato con los artistas, no dejaran entrar a tu madre así por así, seguro que hubo alguna explicación que usted o no conoce o no quiere decir, dejando los protagonismos a un lado, que sabemos que usted acompañó a Juana Vargas, que cantó, por cierto divinamente y todos nos alegramos por ello.
¿Porque dejamos los protagonismo a un lado?¿porque esa es la realidad que no quieres ver usted ? porque es un sin sentido que tocando yo no dejen entrar a mi madre , y si no me crees pues pregunte a los 20 o 30 personas que estaban en la puerta que lo pueden corroborar , de verdad le digo que no se donde quieres llegar que ganamos nosotros inventando esto lo has pensado de verdad todo esto es absurdo.
Es que aquí nadie ha dicho que se hayan inventado cosas, aquí nada ha dicho que no tuviese problemas para entrar, solo di una opinión sobre una parte del articulo, y el cual el autor del mismo luego aclaro y todo quedó en una mera anécdota en una gran noche de cante. Pero creo que has dado la cuestión en sí, el no dejar el protagonismo a un lado. Yo no quiero llegar a ningún lado porque ya le explique al autor en un comentario que en algunas cosas coincidía con el y que lo explicó mejor cuando lo aclaró y para mi ahí finalizó el tema, pero entró usted y se dedicó a remover, y como dice a los protagonismos. En fin, en una cosa si le doy la razón, es absurdo, porque aun no ha explicado los motivos, sabiendo que siempre se les han tratado muy bien cada vez que han ido a la peña. Un saludo
Muy poca sensibilidad del Sr Tavarez. Creo que no es del mundo flamenco. A una señora de la categoría de Concha Vargas no se le puede negar la entrada en ninguna Peña y menos en su ciudad. Es como si en Algeciras le negáramos la entrada en nuestra Peña a Paco de Lucía por no ser socio o por lo que sea, da igual. Y resulta que Concha es a Lebrija lo que Paco a Algeciras.
Sr Vargas Quirós, si es el Vargas Quirós que pienso que es, me sorprende su comentario. El motivo es que como una persona tan culta y tan instruida, no se haya dado cuenta de que yo lo que hago es una defensa de la Peña Flamenca a lo largo de mis comentarios, y una vez hablado con el autor del mismo, incluso coincida con el en algunos puntos. No se si habrá leído todos lo comentarios o ha contestado lo que le han contado, o por el contrario ha tenido un punto equivocado del tema.
Y otra cosa que me sorprende es que emita juicios de valor sobre una persona que no conoce personalmente. Que por otro lado, siento llevarle la contraria pero tengo sensibilidad, a lo mejor no como la suya, pero la tengo. Y si, soy del mundo flamenco, que no se como puede afirmar lo contrario si ha leido los comentarios, quizás otra prueba mas que indica a que no lo ha hecho.
Sobre el tema en cuestión, no diré nada mas, con todo lo que he dejado escrito creo que está bien explicado. Un saludo
Sr. Tavarez, le pido disculpas por mi comentario sobre su sensibilidad, pues realmente no me parece apropiado. No obstante, aunque usted defiende a la Peña en cuestión, creo que alguien se equivocó al negarle su entrada a Concha Vargas. Creo que ya es momento de cortar este debate sin solución. Le mando un cordial saludo.
No se preocupe, queda totalmente disculpado, y mis mas sinceros respetos y admiración por su persona. Por supuesto que se cometieron errores, y como he dicho estos días hay que mejorar y aprender de esos errores. Otro cordial saludo