Está de moda en las redes. Se está haciendo viral. Circulan por todos sitios esas imágenes de muchos flamencos casi compitiendo a ver quién la tiene más grande. Parece que a estas alturas el tamaño importa. Algunos que la tienen más pequeña me han confesado que les da un poco de vergüenza mostrar la suya. Pero otros asumen lo que hay. No se cortan en enseñarla. Los afortunados que presumen de superdotación en estos aspectos ganan bastante más que otros. Podríamos decir que viven del carajo. A veces más vale pequeña y resultona que grande y… Vamos, que no siempre porque sea enorme la cosa resulta mejor. O es el consuelo de muchos. Los habrá que la tengan gigante y se jacten de ella por su calidad. Pero el volumen no es la cualidad que se espera.
Hay que saber usarla, dicen. Si no se hace bien acaba uno ripiao, con surcos y con las venas a estallar de sangre. Cuando se es joven, mira. Pero eso se afloja tanto que va perdiendo fuerza. Lo que viene siendo algo parecido a un gatillazo. Empieza uno a empujar y empujar y empujar y no acaba. Como si le fuera la vida en ello. Es que gusta. ¿A quién no le pone una buena embestida? Aunque lo normal en esto es lo contrario. No dan la talla de tantas veces que hay que dar el callo.
Pero vamos a entendernos. Ya habréis intuido que en el primer párrafo hablo de las ostentosas e interminables listas de fechas de actuaciones de los artistas flamencos y en el segundo de la voz. Hay que explicarlo todo clarito. Si no después se enfadan los artistas y sus representantes. Como también lo hacen con las críticas. No aguantan ni un soplo en un ojo. Porque está la cosa que o hacemos << periodismo de rodilleras >> como dijo el otro día el compañero Manuel Martín Martín o acaban buscándote para partirte la cara.
A lo que iba. He llegado a contar en un papelón promocional de algún flamenco setenta y dos actuaciones en tres meses. Normal que los carteles se repitan hasta aburrir. Otros se tienen que conformar con las migajas, apareciendo en letra pequeña y sabiendo además que cantan para revolcar a los dos o tres que tienen por encima. Estos a lo mejor compaginan el cante con el verdeo, la albañilería o el oficio que sea. Todos ellos muy respetables. Pero no es justo que unos tanto y otros tan poco cuando el rasero por el que se mide no es la calidad sino el amiguismo o el buen trabajo de mercadotecnia que los profesionales de la representación realizan. Otros agentes son unos aprovechaos que piden dos mil euros por un artista y le pagan ochocientos. Mientras los de moda cobran un pastizal y copan el panorama, los veteranos y los de en medio en el sofá viendo como los top actúan tragándose el cante, se rozan menos que las esquinas por arriba y se tiran a lorailolailo sin exponerse viviendo de los éxitos de otros porque carecen de la personalidad suficiente como para decir algo. Y la afición se lo come todo, lo aplaude todo. Los que cantan por derecho en las peñas a quinientos euros acabarán tentados a hacer temitas porque ellos tienen facturas que pagar y pasan fatigas para llegar a fin de mes. No tienen chalecitos ni les rebosa la cartera. El resto, sigue midiéndosela y mirando por encima del hombro a quien ose menearlo de su efímero paraíso. Así están las cosas.
Mu bien explicao.
Tiene gracia, pero tiene tarea el asunto…
Y qué trabajito cuesta mantener la esencia de este arte, con tanto cara y tanto mediocre…
Pero es que el pueblo está en su mayoría empanao y perdío también y traga lo que le echen.
El otro día fui a la sierra de Huelva a relajarme y tenían puesto reggeaton y música dance en la mañana tapando la calma y los pajarillos. Digo yo que unos fandangos pues mira, para eso estaba donde estaba, pero es que sólo se promueve lo fácil y mediocre y quién se mantiene en una línea de calidad así!?
En fin, tampoco es nuevo esto, pero da pena porque cada vez es más difícil ver Pureza y sólo hay productos artificiosos que en otras músicas pues pega, pero en la nuestra desaparece su cualidad principal…
Mucho sucedáneo. Un abrazo Iván. Gracias por pasarte a comentar.
Esta muy bien dicho y de una manera que atrapa por la picardía jajaja….es un poco culpa de todos creo , hay gente que se lo curra y no florece , gente que tiene imán y ganas de trabajar ,gente que no merece su sitio pero lo tiene ,flamencos con hambre que tienen que hacer temitas por qué la afición cada vez es más escasa y está confundida y la culpa de quien es del producto o del consumidor? Trabajo hay para todos pero hay gente que vende más y eso será a si siempre ….
Efectivamente Fernando. Es un tema amplio y complejo. Al menos invita a la reflexión.
Saludos y gracias por comentar.
Soy un buen aficionado, incluso cuando me lo han permitido hice mis pinitos, compaginando lo con mi trabajo, pero desde que la Junta, Ayuntamiento y demás instituciones, los flamencos, de primera de se gunda y de tercera, la mayoría que está en la cresta son los Oficiales, Ya sea Junta Diputación y Ayuntamiento, los que se pasan todo el día recorriendo pasillos en busca de fulanito o menganito. Las de segunda se las buscan como pueden de los de tercera es mejor no comentar. La categoría de primera, segunda y tercera, no tiene nada que ver como cante, es simplemente como estés colocado en la fila. Que pena a lo que se ha llegado.
Desgraciadamente es así. Se quedan por el camino muchos artistas que en la era de la «información» nadie los conoce. Saludos flamencos