El asunto tuvo bemoles. Subir un Agujetas al escenario es como agarrarse a un cable pelao. Te da un zamarreón en cualquier momento. Te entra la temblaera y pierdes la cordura. Me he echao las manos a la cara un puñao de veces como queriendo encontrar en mi cabeza tres o cuatro frasecillas que le den color a esto. Pero solo me viene a la mente un apellido salvaje y la anarquía del cante indómito. No cabe duda que Diego es un flamenco único que te saca de las casillas. Y a eso fueron más de cien cabales curiosos a los que abofeteó con media voz y dos siglos de jondura en el gañote.
Diego Agujetas calentó su nuez con una malagueña de Manuel Torre y otra de El Mellizo tras una salía de dulce. Las cosió precipitado pero con gusto. Después cantó por soleá arrimándose a los rincones de Alcalá, Cádiz, Lebrija o la Triana de La Andonda, sin olvidarse del sello que imprimen los de su sangre a la versión de Carapiera. Quiso cerrar en un par de ocasiones y la sonanta de Juanito Campos ni siquiera se enteró. El tocaor anduvo perdío. No es para menos. Se juntaron el hambre con las ganas de comer. Porque Diego no atinó con la guitarra y Juan no se prodigó en la servidumbre del acompañamiento. Dejémoslo ahí, para no hurgar en la herida.
Quiso lastimar en el macho de la seguiriya pidiéndoselo a la luna y a los altitos del cielo. Luego lució unos martinetes hirientes pero sin el empaque que le robó su edad. Desprovisto del amarre de las seis cuerdas, junto con las cabales de El Sernita fue lo mejor de la noche, aunque confundió con el remate que parecía irse a Curro Durse y la guitarra interpretó un cambio seguiriyero que acalló Diego levantándose de la silla. No fue el primero ni el último broche desarbolao. Porque Diego Agujetas cantó como le dio la gana.
Taranto, taranta, unos fandangazos bien tiraos, versión corta del romance de los caballeritos y hombres buenos, bulerías y saeta. Así terminó el recital de un cantaor inclasificable pero con un sabor inconfundible. Mermado por los años, no tuvo su mejor día aunque nos dejó el regusto agujetero en la boca. A pesar de que donde probablemente arañe dejando surcos es con los nudillos sobre una mesa y la libertad que dan las copas.
Recital de cante de Diego Agujetas con la guitarra de Juan Campos. Peña Flamenca Torres Macarena, Sevilla. Sábado 11 de febrero de 2023.
Me hace gracia, cuando un gitano cantar, y el cronista diga, «No se cogió co la guitarra», es lo mismo que cuando les decían a, Juaniquin de Lebrija, que era un gitano muy raro, porque no quería cantar con guitarra,. ¿Quienes son los raros los gitanos como Diego y Juaniquin, porque son gitanos de compás algopes en sus cantes?, O los cronistas que se empeñan que son flamencos y tienen que acoplarse a la Bajañi…otros se llevaron las manos a la cabeza porque Dolores Agujeta dijo, que ella no «Jibelaba» cantaba flamenco, que ella era gitana…y los entendido en flamencos erre que erre…y no se molestan porque la Junta de Andalucía con la nueva ley del Flamenco, a los gitanos nos den una pata en el culo, y nos dejen fuera de todas las creaciones gitana…
Buenas, Diego
No sé si raro o no, pero ni la guitarra estuvo a la altura ni el cantaor se compenetró con ella según mi criterio.
A mí no me disgusta en absoluto que cante a golpes o lo haga sin guitarra. De hecho, hubiera preferido escucharlo sin el acompañamiento de la bajañí.
Si él o quien sea decide no acoplarse a la sonanta o cantar sin ella, adelante. Pero sí,lo habitual es que la guitarra esté y siga al cante discurriendo al menos por unas premisas mínimas de compases, tonos y tiempos existiendo un diálogo entre ellos. Si a Diego no le gusta, puede actuar con los nudillos en la mesa. Sería buena idea, visto lo visto.
Y por supuesto que los gitanos tienen y deben tener un sitio privilegiado.
Saludos flamencos
Bien detallado el «evento» . Por lo visto coincidisteis varios de los presentes sobre el recital de D. Diego «agujetas». Gracias por esta exquisita narración , crónica o crítica , como se deba llamar . Gracias otra vez Kiko Valle , Maestro .
Gracias a ti, Vicente
Kiko valle, con todo el respeto del mundo le voy a comentar ke no sé cuál es el flamenco ke usted escucha, pero estoy segurísimo ke sentarse a escuchar a mi padre ( Diego agujetas ) no creo ke usted se siente todos los días. Con ésto kiero decir ke no se ha molestado usted a mirar críticas de otros compañeros suyos sobre el cante de los agujetas.
Espero ke mi padre dure algunos años más, principalmente por ke el flamenco de hoy en día ni se acerca a lo ke debe ser.
Efectivamente. No había tenido el placer de escucharlo en directo hasta ese día. Y me sorprendió. Hubiera estado toda la noche escuchándolo por su particularidad y el sabor que tiene. También por esa anarquía. En general, me gusta y mucho el cante de los Agujetas.
Creo que no ha entendido bien mi crítica. Porque en casi todo es favorable.
Por otro lado, si cubro un recital intento no leer la opinión de nadie abtes de escribir para no contaminar la mía.
Yo también deseo que tu padre dure muchos años y que yo tenga oportunidad de escucharlo en más ocasiones.
Coincidimos además en que el flamenco de hoy día deja mucho que desear.
Saludos flamencos.
Yo veo ke se le está meneando los mismos Diego agujetas puede ke tenga un mal día kien no lo an tenido asta el torero le sale la tarde mal cuando el toro mira para el otro lao hacin yo digo desde mi opinio kien lo haga mejor ke se suban es faci ver los toro desde la barrera an y los canta de los agujetas jiere como cuando te mete un cuchillo hay ke saber ke la dinastía de estos cantaores viene de mucho ciclos atrás
La guitarra hizo lo q pudo. Diego estaba en otra cosa cortaba los remates, se iba de tono, respecto al compás, no son los Agujetas precisamente cantaores de soniquete. Es fácil echarle el muerto al empeño del tocaor sobre todo si no tiene «pedigrí». Sr. Del «a ver quien la tiene más larga». Con 50 años de afición he visto a muchos cantaores en días malos con gestos, mohines y cortes echarle el muerto al tocaor (Manuel Agujetas a Parrilla- Chocolate a Brenes. Beni de Cádiz a Tómatito. Lo realmente preocupante es q uno q se dice crítico sea más bien flamencólico. Y no pueda ni siquiera distinguir dentro de su empaná los pellizcos únicos q un cantaor con más de 70 años nos dio en la Peña. Q otros cantando a gritos y haciendo 14 palos ni lo huelen. Está claro Que «el cante no es para sordos»
Buenas Antonio. Cierto. La guitarra hizo lo que pudo. Y coincidimos en cuanto a que Diego estaba en otra cosa, cortaba los remates, se iba de tono y no estaba fino en el compás (según comentas). No culpo del desaguisao solo al tocaor, que con independencia de que sea difícil acompañar a Diego, tampoco fue una maravilla. Tenga o no pedigrí. Pero creo que usted no me ha leído bien. Claro que distingo los pellizcos de Diego. Volvería a escucharlo 10 veces incluso de aquella manera que lo hizo.
«No cabe duda que Diego es un flamenco único que te saca de las casillas. Y a eso fueron más de cien cabales curiosos a los que abofeteó con media voz y dos siglos de jondura en el gañote» , «Así terminó el recital de un cantaor inclasificable pero con un sabor inconfundible», «no tuvo su mejor día aunque nos dejó el regusto agujetero en la boca», «A pesar de que donde probablemente arañe dejando surcos es con los nudillos sobre una mesa y la libertad que dan las copas» Me cito algunas de las apreciaciones de la crítica.
Me da que no se me ha entendido, pero bueno. Acepto sus impresiones sobre mí. La opinión es libre. Así la ejerzo y así la encajo si no me entienden o no coinciden con lo que siento y digo.
Gracias por leer y comentar, el debate siempre suele ser enriquecedor incluso para los sordos.